Julieta, Luciana y Lola, partieron
rumbo a Alemania un caluroso día de enero, a su regreso fueron tantas las
anécdotas que nos contaron, que resulta imposible dejar de escucharlas. Un
viaje “increíble e inolvidable” según nos repetían.
Queremos compartir con
ustedes su relato, los invitamos a recorrer su experiencia a través de sus imágenes
y palabras.
“Y finalmente aquí estamos nosotras
luego de vivir una experiencia única e inolvidable que nos cambió como
personas.
Al principio creíamos que esta beca
solo significaba perfeccionar el idioma alemán tal y como lo hacíamos acá y
conocer nuevas personas, solo que a varios kilómetros de distancia. Pero fue el
9 de enero de 2016 cuando todo esto cambió.
Los primeros días resultaba difícil
acostumbrarnos a esta nueva cultura, al cambio de horario, a ser un poco más
independientes y a convivir con personas desconocidas hasta ese momento.
Este viaje nos permitió ser alemanas
por 21 días, es decir, vivir la vida cotidiana en Alemania, como ir al teatro,
al cine, ir de compras al shopping y al supermercado, patinar sobre hielo y
alentar por el equipo de hockey como si realmente Frankfurt fuera nuestra casa.
También formaban parte de nuestra
rutina las alocadas y divertidas clases matutinas, que consistían en tan solo
15 sillas ocupadas por personas que aportaban su sello único a las mismas,
guiadas por increíbles profesores que siempre estaban dispuestos a acompañarnos
en nuestras inimaginables ocurrencias; un día, uno de nuestros compañeros de
clase llegó a ésta con medias y ojotas, justificándose con la frase: “estaba
tan cansado que no tenía ni ganas de
ponerme las zapatillas” cualquiera pensaría que la docente lo tomaría a mal, pero
sin embargo se sumó a la iniciativa y decidió que todos asistiéramos en pijamas
a la clase siguiente, creando así un recuerdo en el cual aún hoy pensamos y una
sonrisa se dibuja en nuestra cara.
Por otra parte, nos sentimos unos
completos turistas en el tema comida. Tuvimos que acostumbrarnos a los platos
picantes y a los 5 vasos de agua que con
ellos venían, a comer papa día y noche, a comer los incomparables prezels
cubiertos de sal gruesa y a probar los misteriosos postres que allí preparaban,
aunque por otro lado debemos confesar que nos convertimos en degustadoras
especialistas en la repostería alemana. Frankfurt nos dio las más exquisitas
donas de chocolate, cantidades inexplicables de kit kat y twix y las espectaculares
tortas de manzana y ciruela.
Resulta difícil creer que en tan solo 3
semanas se puedan formar lazos tan fuertes con personas con las que hoy no
somos amigos, sino hermanos. Chile, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Perú, Brasil, Colombia,
Panamá, Indonesia, Nepal, Nueva Zelanda, Australia Y Argentina. 12 países. 83
personas con las que esperamos reencontrarnos algún día para viajar nuevamente
en el tiempo y así revivir pero también crear momentos inolvidables.
Dicen que todo lo bueno llega a su fin.
Fue el momento de la despedida el más triste para nosotras, ya que miramos
atrás y caímos en la cuenta de que jamás volveríamos a vivir algo igual. Quizás
muchos de ustedes no logren sentir estas palabras tanto como nosotras ya que es
una experiencia que hay que vivir para entenderla. Es por eso, que esperamos
que ustedes puedan tener la gran oportunidad que tuvimos nosotras de
experimentar tal inolvidable vivencia, y así comprender y compartir todos esos
increíbles sentimientos.
Muchas Gracias. Vielen Dank”
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